Archive for the ‘Mejor te lo cuento’ Category
Una historia
mayo 22, 2012De pesca
marzo 1, 2011Otra historia de amor
febrero 24, 2011Yo sí compro pan
noviembre 25, 2009Luis Amaro compra el pan y el periódico todas las mañanas. Se pasea por el barrio durante un buen rato con el pan bajo el brazo, escrupulosamente envuelto en el periódico. Sólo quiere que los vecinos de su barrio piensen que es un tipo normal. Un tipo que compra todos los días el pan y el periódico. Cuando llega a casa se deshace del periódico y guarda el pan, intacto, en uno de sus muchos armarios empotrados, donde esconde miles de barras, vienas, panes integrales, baguettes y hasta colines . Y es que Luis Amaro odia el pan, pero como muy bien le dijo su madre hace ya muchos años: «Tirar el pan es pecado, Luis Amaro».
Poeta
noviembre 22, 2009Juan Manuel es maquinista, pero cuando le preguntan: ¿Y tú qué eres, Juan Manuel? Él siempre contesta que es poeta. Comenzó su primer poema hace más de 20 años, pero aún no ha dado con la rima:
«Nubes blancas, sale el sol, suena el claxon…»
Esto le ha provocado muchas noches de insomnio, además de las mofas de sus amigos. Hoy Juan Manuel está feliz porque ha decidido que su poema será un haiku:
«Nubes blancas, sale el sol, suena el claxon».
Nervioso, ya ha comenzado a pensar en el siguiente:
«Dulces gominolas son tus labios bañados en púrpura…».
Canción triste de la calle de la Luna
noviembre 13, 2009Odia el despertador. Cada día, su martilleo hace que se levante con un nudo en la garganta. Se asea despacio, con grandes pausas. La náusea le impide desayunar. “Tengan cuidado ahí fuera”, se dice a sí mismo al salir de casa. En el camino a la comisaría siempre recuerda lo que le movió a unirse al cuerpo: convertirse en un policía como los de las películas. ¡Nada más lejos de la realidad de las infinitas colas del DNI a las que se enfrenta cada día!
P.D: Para quien no lo sepa, en la calle de la Luna (Madrid) hay una triste comisaría en la que se hacen deneís.
El forastero
febrero 23, 2009Mi madre me dice que cuando crezca seré médico, como mi abuelo. Pero yo le digo que no. Que yo no quiero ser médico para convertirme en un amargado viejo verde como él. Cuando le digo esto siempre me suelta una bofetada de aúpa, pero a mí no me importa. Yo lo que quiero es ser forastero. Sí, como esos de las pelis de vaqueros que llegan a un pueblo con una gabardina llena de polvo, botas de cowboy con espuelas que hacen mucho ruido y dos revólveres guapos a la cintura. A esos señores todo el mundo les respeta aunque tengan la cara sucia.